Siguiendo el consejo de mi amiga y compañera María Luisa Hidalgo, clarinete, lástima que no haya podido asistir, ayer fui a Madrid, para escuchar en el Auditorio Nacional de Música el Concierto para clarinete y orquesta, de Jean Françaix, interpretado por la Orquesta de la Comunidad de Madrid y de su solista, Justo Sanz, uno de los clarinetistas españoles más interesantes de su generación y actual Catedrático de Clarinete del Real Conservatorio de Música de Madrid.
Allí me encontré con nuestro amigo Carlos Javier Fernández Cobo, que fue Profesor de Clarinete del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba y creador de su "Grupo de Clarinetes", y que, actualmente, desempeña la misma labor en el Conservatorio Profesional de Música "Victoria de los Ángeles" de Madrid, dirigiendo además la banda de música de este centro.
Compartimos una experiencia inolvidable, junto con un nutrido grupo de sus alumnos y de otros muchos clarinetistas presentes, al escuchar la magnífica interpretación de Justo Sanz. Carlos me decía que era muy difícil encontrar grabaciones de este concierto debido a su dificultad, y que, incluso a nivel internacional, pocos clarinetistas se atrevían con él.
Sobre esto hay que decir que se trata de una obra especialmente compleja para el solista, tanto por su incómoda tonalidad como por una escritura que parece no querer plegarse a las exigencias del instrumento, con constantes modulaciones a otras tonalidades. A ello se añade la necesidad de superar y sortear estas dificultades sin perder el carácter ligero y desenfado que impregna casi todo el concierto. Como decía, algunos clarinetistas lo consideran como "imposible de tocar". El célebre concertista ingles Jack Brymer escribió en un libro sobre técnica del clarinete "Algún día la mano humana habrá evolucionado lo suficiente para poder tocar el concierto de Françaix".
Quizá ningún otro compositor haya compuesto una música tan "feliz" que busca sobre todo "producir placer". Y este concierto para clarinete esta imbuido de optimismo y positivismo que impregna y contagia al oyente, como tuvimos ocasión de comprobar.
Lo dicho, único e irrepetible, con un amplio sonido, tal vez el mejor que se le haya escuchado, nos dejó a un Auditorio, prácticamente lleno, con una gozosa sensación que fue correspondida con largos aplausos.
Si puedo trataré de subir una breve grabación que pude hacer durante el concierto.
Saludos.
Allí me encontré con nuestro amigo Carlos Javier Fernández Cobo, que fue Profesor de Clarinete del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba y creador de su "Grupo de Clarinetes", y que, actualmente, desempeña la misma labor en el Conservatorio Profesional de Música "Victoria de los Ángeles" de Madrid, dirigiendo además la banda de música de este centro.
Compartimos una experiencia inolvidable, junto con un nutrido grupo de sus alumnos y de otros muchos clarinetistas presentes, al escuchar la magnífica interpretación de Justo Sanz. Carlos me decía que era muy difícil encontrar grabaciones de este concierto debido a su dificultad, y que, incluso a nivel internacional, pocos clarinetistas se atrevían con él.
Sobre esto hay que decir que se trata de una obra especialmente compleja para el solista, tanto por su incómoda tonalidad como por una escritura que parece no querer plegarse a las exigencias del instrumento, con constantes modulaciones a otras tonalidades. A ello se añade la necesidad de superar y sortear estas dificultades sin perder el carácter ligero y desenfado que impregna casi todo el concierto. Como decía, algunos clarinetistas lo consideran como "imposible de tocar". El célebre concertista ingles Jack Brymer escribió en un libro sobre técnica del clarinete "Algún día la mano humana habrá evolucionado lo suficiente para poder tocar el concierto de Françaix".
Quizá ningún otro compositor haya compuesto una música tan "feliz" que busca sobre todo "producir placer". Y este concierto para clarinete esta imbuido de optimismo y positivismo que impregna y contagia al oyente, como tuvimos ocasión de comprobar.
Lo dicho, único e irrepetible, con un amplio sonido, tal vez el mejor que se le haya escuchado, nos dejó a un Auditorio, prácticamente lleno, con una gozosa sensación que fue correspondida con largos aplausos.
Si puedo trataré de subir una breve grabación que pude hacer durante el concierto.
Saludos.
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