12 agosto, 2014

Influencia de las Bandas de Música en el aula

Ante la importancia que las bandas de música tienen en nuestros pueblos y ciudades y en el conjunto de la sociedad, me he propuesto estudiar cuestiones que tienen que ver con la educación y la formación que promueven estas agrupaciones musicales y de cómo influyen, sobre todo, en la predisposición al aprendizaje y en el desarrollo de la personalidad de los alumnos, además de cómo y de qué manera contribuye esta educación bandística en la educación musical en la escuela. Antes haré mención de unas breves reseñas históricas que nos introducirán en el mundo de las bandas de música y su función social.



Las antiguas civilizaciones crearon y utilizaron estas agrupaciones musicales a modo de demostración de fuerza. En todas las campañas militares, los músicos, con sus instrumentos de percusión y viento, pretendían exaltar los ánimos de lucha y minar la moral del enemigo con sus toques acompasados de ritmos percutivos constantes y fuertes antes de entablar combate. Aquí encontramos uno de los orígenes de las bandas de música, siendo tan antiguas como la propia guerra y así lo atestiguan los descubrimientos que se han hecho en arqueología, pudiendo citar como ejemplo, además de otros muchos, los relieves íberos que se exponen en el museo arqueológico de Madrid donde la temática militar es acompañada por músicos que engrandecen la escena de guerra.

La música ha sido utilizada en varias ocasiones a lo largo de la historia como un arma. Un arma muy eficaz para la consecución de distintos objetivos, sean cuales fueren, buenos o no tan buenos. Afortunadamente, hoy día, en nuestra sociedad, y en lo que se refiere a las bandas de música, utilizamos la música misma como herramienta de disfrute personal y colectivo a la vez, y digo colectivo porque toda banda de música requiere de un público al que pretende agradar y esto se consigue aunando todas las capacidades personales para conseguir una colectividad efectiva, siempre llevada de la mano de un intérprete, que es el director.

Después de esta breve reseña histórica y descripción de la intencionalidad básica de una banda de música, presentaré una serie de conclusiones a las que he llegado gracias a mi experiencia como docente en el aula y a mi condición de músico de banda durante más de catorce años.

En estas líneas pretendo analizar las personalidades y predisposiciones al aprendizaje que me he encontrado en el aula de alumnos que forman parte de una banda de música. No sólo he reparado en la clase de música, donde casi siempre los alumnos más aventajados son los que estudian música fuera del colegio, sino en todas las clases que he impartido como tutor.

En general, estos alumnos tienen mayor gusto estético y cultural y, según la manera de actuar o ser de su director, son más o menos críticos, efusivos, desinhibidos, atentos, responsables, educados, etc. porque algunos, ven en su director a un ejemplo de persona a la que hay que imitar, algo que también tiene que procurar todo profesional de la enseñanza. Indudablemente, algo se adquiere de la persona con la que pasas muchas horas, ya que en muchos casos, además de ejercer de director y profesor de solfeo o instrumento, ejerce de maestro de la vida que es nuestro objetivo principal como docentes.

Hay que resaltar que las capacidades auditiva, de atención, de memoria, de expresión se ven reforzadas y se dejan notar en cualquier clase que impartamos con estos alumnos con respecto a los demás. Aunque hay que decir que no siempre es así, pero sí en la mayoría de los casos, y reconocer que también hay niños y niñas igual o más capacitados que los que estamos analizando.

Es curioso observar cómo influye en la personalidad, en la forma de ser y comportarse de los niños que toquen uno u otro instrumento. Otros no estarán de acuerdo con mi tesis, ya que afirmarían que el instrumento no tiene nada que ver con el moldeamiento de la personalidad. Pero puedo verificar casos en los que niños que han sido tímidos y aparentemente no comunicativos, han estudiado trompeta o trombón y cuando han tocado en sus bandas las “llamadas” y “solos” característicos de estos instrumentos donde han de ser valientes y firmes en su ejecución, al cabo de poco tiempo se han convertido en personas muy comunicativas, desinhibidas e incluso divertidas, siendo indicativo de un alto nivel de autoestima. Además del desarrollo de las capacidades citadas en el párrafo anterior.

Con respecto a niños que tocan instrumentos de viento madera, en el colegio, son bastante comunicativos y tienen gran capacidad para memorizar, posiblemente debido a que sus partituras son técnicamente más difíciles, ya que tienen todo el protagonismo de la melodía que requiere cierto virtuosismo instrumental que hay que trabajar con muchas horas de estudio. Normalmente son los alumnos que en las pruebas escritas destacan sobre los demás. En comparación con los alumnos que tocan percusión, estos no destacan en la memoria como estos últimos, aunque son muy creativos y su desarrollo psicomotor es más elevado, quizás debido a que los instrumentos de percusión, son más manejables y favorecen la improvisación sin miedo a equivocaciones.

Tomando como muestra alumnos de sexto curso de Educación Primaria, a través de una observación de tres cursos diferentes, donde su desarrollo evolutivo se basa en la pérdida del pensamiento egocéntrico y se traduce en comportamientos más cooperativos, los alumnos de bandas de música se encuentran predispuestos y les es más fácil trabajar en equipo. De hecho, ya saben lo que es trabajar en equipo para conseguir una meta, y es que en la banda de música el músico toca e interpreta conjuntamente para sacar el mejor partido a una obra.

Afectivamente, en su relación con ellos mismos, son niños que raramente pierden la autoestima. Muchos de los niños y niñas, al inicio de la pubertad, sufren en ocasiones baja autoestima e inestabilidad emocional afectiva, que puede traducirse en impulsividad o agresividad. Esto, en la banda de música, se controla inconscientemente a base de superación personal a la hora de tocar cada uno su partitura, viéndose recompensado en cuanto a nivel particular aporta al conjunto.

Además de todo esto, los lazos de amistad se refuerzan dentro de la banda de música, ya que no todo es tocar, sino que existen interactuaciones entre miembros de su misma edad, la “pandilla” y con miembros de otras edades mayores que comparten un mismo objetivo dentro de la banda de música, considerándose todos iguales para la consecución de dicho objetivo. Una actividad que propicia este gran logro social dentro de estas agrupaciones son los viajes culturales o de ocio, donde se refuerzan estos lazos de amistad, no solo en su relación de iguales, sino también con los mayores, que ejercen su función de padres en estos casos, aunque vistos por los niños desde un punto de vista de amigo/a, fomentándose una relación donde el más pequeño crea confianza con el “alumno” mayor y lo respeta y valora, sirviéndole de ejemplo para su vida. Lo que conlleva una responsabilidad por parte del mayor.

Añadiremos también, que todo esto se traduce en el ámbito escolar en una buena predisposición a entablar lazos de amistad, donde todos son considerados iguales eliminándose criterios de elegir amigos por el sexo, raza, religión o minusvalías.

La banda de música, que ofrece una educación musical y para la vida, ayuda a la formación integral del individuo, dada su excelente contribución a la educación intelectual y emocional. Como ya sabemos, la educación musical, ya sea en el aula o en las clases particulares de la banda de música, es muy gratificadora. Facilita nuestras tareas cotidianas, ya que, entre otras cosas, aprendemos conscientemente a controlar la respiración, a mejorar el ritmo cardíaco, a mejorar la coordinación psicomotriz, a controlar el estrés al que se somete hoy día al niño, se estimula la digestión, se refuerza la memoria y el aprendizaje, se crea una sensación de seguridad y bienestar, y se reduce la tensión muscular a base de controlar constantemente sus músculos.

El docente debe aprovechar la dinámica de trabajo de estos alumnos y sus cualidades para encauzar sus intencionalidades educativas con respecto a los demás y a la acción educativa. Hay que fomentar la participación de los alumnos en las distintas manifestaciones artísticas y una de ellas puede ser la que ofrecen las bandas de música. En el colegio, para que la enseñanza-aprendizaje siga los cauces en los que las nuevas metodologías se basan en la viabilidad del aprendizaje significativo, hay que basarse en las relaciones grupales y promulgar una forma de trabajo encauzada por el “constructivismo” que debe adquirir importancia frente al activismo del “conductismo”, dinámica esta última, utilizada en la anterior E.G.B., donde el alumno era un simple receptor de un conocimiento único impartido por el profesor que era el poseedor inequívoco del mismo.

Podemos concluir que la banda de música infantil o juvenil favorece el desarrollo de la Educación Musical en el aula, y ésta, a su vez influye positivamente y fomenta la creación de bandas de música, donde el alumno, fuera del aula y complementándose con ésta, puede desarrollarse como persona y artista, siendo la banda otra dimensión cultural en su vida.

Antonio Mateos Vera
Fuente: Revista Filomúsica

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